Las furgonetas son incansables compañeras de trabajo, y es que sus amplios espacios de carga permiten transportar enormes y pesadas mercancías sin despeinarse. Las hay de todos los gustos y tamaños, por lo que si todavía no sabes cuál es la furgoneta que mejor se adapta a tus necesidades, no te puedes perder nuestras guías de compra como la de las furgonetas más grandes del mercado o las mejores furgonetas eléctricas que puedes comprar.

Independientemente de cómo sean y su utilización, los vehículos comerciales suelen tener en común el hecho de tener una vida útil especialmente intensa. En caso de que su labor sea la de reparto de mercancías, sus jornadas implican muchas horas en funcionamiento y cantidades ingentes de kilómetros recorridos que, en la mayoría de ocasiones, implican la circulación en los escenarios más complejos y duros para la mecánica.

Si la intención de cualquier conductor es la de que su vehículo no se averíe, la del conductor de un vehículo comercial es aún más firme. El motivo es simple: una avería significa que el vehículo ya no está operativo, por lo que la pérdida de productividad y, por supuesto, el coste de arreglar la avería, puede suponer un importante perjuicio para el negocio.

Si se quieren evitar este tipo de problemas, realizar un correcto mantenimiento de tu vehículo se antoja esencial. Sin embargo, muchos de los vehículos comerciales que circulan por nuestras carreteras han tenido un mantenimiento nefasto, ya sea por “ahorrar”, por dejadez o incluso por desconocimiento. Por ello, vamos a explicarte cuáles son los puntos fundamentales en los que debes prestar especial atención para conseguir librarte de las temidas averías.

Estos son los puntos más importantes que debes comprobar en tu furgoneta

Antes de nada, debemos tener en cuenta que el correcto mantenimiento no sólo depende del taller, por lo que podemos ocuparnos de revisar ciertos elementos que, de no hacerlo, pueden darnos más de un quebradero de cabeza.

Uno de los elementos más importantes y sencillos de comprobar son los neumáticos, y es que de un solo vistazo podemos revisar si su estado es el correcto. Comprobar la profundidad del dibujo es fundamental, y es que nunca debe ser menor a 1,6 mm. En caso de ser inferior, la adherencia se verá seriamente perjudicada y, por tanto, el riesgo de sufrir un accidente es mucho mayor.

Otro de los componentes más sencillos de comprobar son los faros. Antes de comenzar la jornada de trabajo, es importante cerciorarnos de que todas las luces funcionan y no tenemos ninguna bombilla fundida, y es que sólo así podemos garantizar que en situaciones de baja visibilidad vamos a tener una correcta visibilidad.

Las roturas en los cristales son especialmente frecuentes en cualquier vehículo comercial, por lo que es importante echar un vistazo de vez en cuando para comprobar si los tenemos en perfecto estado.

Las pesadas cargas que los vehículos comerciales suelen transportar castigan de forma severa a los amortiguadores. Debemos estar al tanto si comprobamos que no funcionan de forma correcta, y es que un mal funcionamiento en un vehículo que el 90% de su tiempo va cargado hasta los topes puede ser realmente peligroso. Las oscilaciones al conducir o las vibraciones al volante pueden ser claros síntomas de que los amortiguadores están al final de su vida útil.

Comprobar los niveles de fluidos del motor también es realmente importante. Por ello, es importante comprobar periódicamente el nivel de aceite y, en caso de que esté por debajo del nivel mínimo, rellenarlo con el aceite que indique el fabricante. Cambiar el aceite y el filtro de aceite en los periodos indicados también es fundamental.

Asegurarnos de que el líquido refrigerante está en un nivel correcto es otro de los aspectos fundamentales que podemos comprobar nosotros mismos. Con sólo abrir el capó y fijarnos en el nivel del líquido que hay en el vaso de expansión, podremos evitar costosas averías.

Por supuesto, comprobar el correcto estado de los frenos es completamente imprescindible, y es que es necesario que estén en perfecto estado para que sean capaz de parar un vehículo cargado. Por ello es necesario comprobar el estado de las pastillas de freno, al menos, una vez año.

Revisar todos estos puntos nos evitará más de un disgusto, y es que no sólo disminuirá el riesgo de recibir una factura abultada por parte del taller, sino que aumentará nuestra seguridad al minimizar el riesgo de accidente.