En mayo, las matriculaciones de vehículos comerciales ligeros han sido las que han registrado una mayor caída en España en el conjunto del mercado. Mientras las ventas de turismos y todoterrenos bajaron un 10,9% y las de vehículos industriales pesados y autobuses se redujeron en solo un 1,7%, las de comerciales ligeros han caído un 32,7 %, al matricularse solo 10.914 unidades.

Y si tenemos en cuenta los cinco meses transcurridos de 2022, se puede ver que la situación es crónica, con unas ventas de 46.369 comerciales ligeros en el acumulado del año, lo que supone un descenso del 36,1% en comparación con los cinco primeros meses del año anterior. En cuanto a las ventas por canales, todos registran importantes caídas: de un 45% en el caso de los autónomos, de un 31,7% en el de las empresas y de un 37,1% en el de los alquiladores.

 

Los más afectados entre los grandes de Europa

Además, este lastre que supone la caída de las ventas de vehículos comerciales ligeros hace que España encabece la caída de las matriculaciones en la Unión Europea. En concreto, las matriculaciones de furgonetas nuevas en la UE caen en torno a un 30% en el último mes contabilizado, mientras que en España el signo negativo supera el 40% (analizando solo los datos de furgonetas), quedando a continuación Alemania (-33,6%), Francia (-31,8%) e Italia (-17,2%).

Más allá de las frías cifras, hay que dejar claro que una de las razones de peso que inciden en la importante bajada de las ventas de furgonetas es la falta de vehículos en stock o los largos plazos de entrega, que en muchos casos se amplían ante la imposibilidad de cumplir con las fechas dadas a los clientes inicialmente. Desde las asociaciones del sector se incide en la escasez de algunos componentes, como los semiconductores, que están llevando a algunos fabricantes a decidir qué modelos deben priorizar en las cadenas de producción, ya que no hay microchips para todos, y apostando más por los turismos que por los vehículos comerciales.

 

Subida de precios, incertidumbre… y cableado que no llega

En las ventas por canales, el más afectado es el de los autónomos, un sector que se está viendo también muy afectado por la subida generalizada de precios, que está teniendo su traslación a los vehículos nuevos, por lo que muchos están retrasando la decisión de compra esperando un mejor panorama, con menos incertidumbre y una menor inflación. Argumentos también válidos para pequeñas y medianas empresas dedicadas al transporte y al reparto de mercancías.

Y otro factor negativo es un daño colateral más entre todos los que está generando la guerra de Ucrania y que, en concreto, se refiere a los conjuntos de cableado que se utilizan en la industria del automóvil, procedentes en gran medida de la zona de conflicto. Los arneses de cables no son piezas de alta tecnología, pero requieren mucha mano de obra manual y son claves en la fabricación de los vehículos.

 

La electrificación resulta indispensable

Para los modelos eléctricos el proceso ya está más automatizado, también porque requieren conjuntos más ligeros y modulares, pero los vehículos con motores de combustión todavía requieren de mazos de cables específicos, que también son esenciales a la hora de diagnosticar averías y realizar reparaciones. Los fabricantes están buscando centros de producción alternativos en países con mano de obra barata, pues dichos arneses de cableado dejan un escaso margen de beneficio. La normalización de suministros todavía está lejos.

Las furgonetas con mecánicas tradicionales van a seguir siendo las más vendidas durante algunos años y mientras evoluciona la electrificación, los fabricantes deberán aligerar el contenido en cableado y reducir las conexiones eléctricas. Un proceso que no se hará rápido y que, a día de hoy, tiene claras repercusiones en las ventas de furgonetas, sin que muchos de los clientes que hacen sus pedidos sean conscientes de ello.