El interés de Citroën por los vehículos industriales nace, casi, con la fundación de la empresa, en 1919. Sólo un año después de revolucionar el mercado automovilístico europeo con el Tipo A, el primer turismo fabricado en serie en el Viejo Continente, ya empezaron a montarse espacios de carga en los chasis de algunos de estos vehículos. Pero habría que esperar hasta 1927 para ver los primeros vehículos industriales fabricados por Citroën: el B15, con una carga útil de 1.000 Kg y una gama de carrocerías y siluetas que le permitían adaptarse sin problemas a cualquier tipo de actividad profesional.

Tras introducirse en el mundo de los camiones en los años 30, con modelos como los Citroën Tipo 23 y Tipo 45, el Doble Chevrón impulsó un salto de varias décadas con el TUB, que inició su comercialización en 1939. Aplicando los avances de sus últimos modelos de turismos, otra característica de Citroën a lo largo de su historia, la marca dio con la fórmula con la que se fabrican los furgones desde entonces.

Con la tracción delantera, lanzada sólo 4 años antes, se liberó totalmente el espacio que hay detrás del motor, lo que hizo posible un espacio de carga amplio y totalmente plano. Podía transportar hasta 850 Kg y tenía una anchura de carga de 1,29 m y 1,52 m de altura. Otra de sus innovaciones fue la puerta lateral deslizante, de 70 cm de ancho, que hacía mucho más fácil la carga y la descarga. Pese a todos sus hallazgos, este modelo no tuvo mucha suerte. Pocos meses después de su lanzamiento estallaba la Segunda Guerra Mundial, con lo que se paralizó su fabricación y comercialización, como sucedió con el resto de la gama Citroën.

 

Llega la estructura monocasco

En 1947 empezó la fabricación del Tipo H, también conocido como Tipo HY, que añade la estructura monocasco a las innovaciones del TUB. Todos los furgones que se comercializan actualmente son una versión más estilizada y confortable de este modelo, que se lanzó en España en 1962 y se fabricó durante algunos años en Vigo. Su diseño único, su versatilidad y sus capacidades de transformación lo hicieron omnipresente en las carreteras y las calles de toda Europa durante sus más 35 años de vida comercial. Ahora, son sus puntos fuertes para ser el abanderado de la revolución de los “foodtrucks”.

Su motor y su caja de cambios estaban situados en el voladizo delantero, con lo que se aprovechaba al máximo el espacio de carga. La chapa ondulada, además de darle un aspecto inconfundible, daba más rigidez a su carrocería. Unida a su parte trasera prácticamente cúbica, permitía multitud de transformaciones: desde instalar una puerta lateral deslizante hasta habilitar una cocina totalmente equipada.

Un año después del Tipo H, el espíritu revolucionario y anticonformista del 2CV también llegó al mundo de los vehículos comerciales, con el lanzamiento de numerosas versiones “furgoneta”. Modelos como el AZU, con el que empezó, en 1958, la andadura de la fábrica de Stellantis en Vigo, el AK (1967) o el Dyane 6-400 (1977) contribuyeron a la modernización de las ciudades y los pueblos de España, al proporcionar a agricultores, ganaderos y toda clase de profesionales y empresas una herramienta de trabajo dura, resistente, fácil de manejar y mantener y, sobre todo, muy económica. Para muchos, estos vehículos fueron su primer automóvil, que utilizaban para el trabajo y el ocio. Las cualidades de estos modelos auparon a la marca, a finales de los años 60, al primer puesto del mercado español de vehículos comerciales.

 

C15, un éxito rotundo

El Citroën C15 recogió las mejores virtudes de sus antecesores reforzando aspectos como la fiabilidad o la robustez. Se ensambló en Vigo entre 1984 y 2005, alcanzando 1.181.407 unidades producidas. Este vehículo, derivado comercial del Citroën Visa, fue el primero en el que la fábrica gallega asumió el rol de Centro Piloto, lo que suponía estar muy presente tanto en su diseño como en su desarrollo. Ese trabajo dio sus frutos: fue el primer modelo en la historia de la planta en superar la barrera del millón de unidades producidas.

Con este modelo, la producción de vehículos comerciales adquirió un peso histórico en Vigo, que ya tenía una amplia experiencia en este tipo de automóviles. Contribuyó decisivamente al progreso del Centro y del tejido industrial de las empresas proveedoras.

 

La evolución continúa

En 1996, Citroën volvía a revolucionar el sector con el lanzamiento del Berlingo, un concepto que superaba la hasta entonces clásica furgoneta derivada de un turismo, apostando por un modelo con un diseño original y versátil pensado, como se decía en una campaña publicitaria de la época, “para la faena y el paseíllo”. Esta visión innovadora daría lugar, por un lado, al vehículo comercial compacto tal y como lo conocemos actualmente y, por otro, al “ludospace”, enfocado tanto a un uso profesional como a cubrir necesidades familiares y de ocio.

La gama de vehículos comerciales Citroën está formada por cuatro modelos: el Citroën Berlingo Van, el Citroën Jumpy, el Citroën Jumper y el Citroën C3 Comercial. Todos ellos cuentan con tecnologías y funciones de ayuda a la conducción equivalentes a las de los turismos y se comercializan con un amplio abanico de tallas, opciones y transformaciones.

El Citroën Berlingo Van, que alcanza su tercera generación, fabricado en Vigo, supone un salto cualitativo en el mundo de los vehículos comerciales.

 

Mayor tamaño

El Citroën Jumpy destaca por una gama de siluetas y dimensiones que permiten trabajar con una herramienta adaptada a las necesidades de cada profesional. Está disponible en 2 longitudes (M: 4,95 m y XL: 5,30 m). La altura es una de sus grandes ventajas. Sus 1,90 m (en las dos longitudes en versión combi y en M en el furgón) le dan acceso, sin problemas, a los estacionamientos subterráneos, un espacio normalmente vedado a vehículos de su segmento y que hace más fácil muchas operaciones de carga y descarga.

El Citroën Jumper es el peso pesado de la gama de vehículos comerciales. Tras su potente arquitectura exterior se esconde un interior ergonómico pensado para hacer más cómodas las labores cotidianas de transporte. Cuenta con una gama que se estructura alrededor de una gran variedad de carrocerías, longitudes, batallas, alturas y siluetas. Su gran diversidad de versiones permite muchas posibilidades de transformación, como ambulancias y transporte de grandes cantidades de material.

Llega la electrificación

No es casualidad que el primer vehículo eléctrico comercializado con el distintivo del doble chevrón fuera una versión del Citroën C-15, que se probó en las calles de Bruselas en 1987 y se puso a la venta dos años después. En total, se produjeron 402 unidades, que contaba con un motor eléctrico con 10 kW (13 CV) de potencia nominal que estaba acoplado a la caja de cambios y ofrecía una autonomía de hasta 100 Km. Su gran inconveniente eran las dimensiones y el peso de sus baterías, que le hacían perder capacidad de carga y prácticamente doblaban su peso.

Su sucesor, el Citroën Berlingo ha sido el vehículo comercial que más ha destacado por su contribución al desarrollo del automóvil eléctrico, con cuatro generaciones de tecnología 100% eléctrica. El primer Citroën Berlingo Electrique llegó con el cambio de siglo, con una potencia máxima de 28 kW (38 CV), una velocidad máxima de 95 Km/h y 95 Km de autonomía.

En 2010, el Citroën Berlingo First Eléctrico «Powered by Venturi» llegaba para renovar la flota La Poste, la administración de correos francesa. En total, 250 vehículos para trabajar en el área metropolitana de París y la región de Aquitania. Esta nueva generación ofrecía una capacidad de carga de 500 kg y un volumen útil de 3 m3. La cadena de tracción eléctrica estaba totalmente integrada bajo el capó delantero. Dotado con un motor asíncrono trifásico que desarrolla una potencia máxima de 42 kW, el Berlingo First Eléctrico ofrecía autonomía de 100 Km y alcanzaba una velocidad máxima de 110 Km/h.

Copyright Marc and David @ Continental Productiuons

La siguiente generación, el Citroën Berlingo Electric, se fabricó en el Centro de Vigo, con la colaboración de la Xunta de Galicia. Por primera vez, además del Citroën Berligo Furgón Electric, se desarrolló una versión polivalente, el Citroën E-Berlingo Multispace, con todas las características de modularidad, volumen, confort y equipamiento de la versión térmica.

El Citroën ë-Jumper constituye el tope de la gama de vehículos comerciales eléctricos de la marca, con una gran capacidad de carga y una amplia gama de carrocerías, siluetas y transformaciones para convertirse en la herramienta de movilidad sostenible ideal para todo tipo de actividades. Lleva la filosofía Citroën al mundo de los vehículos eléctricos, con una gama de soluciones para todo tipo de profesionales, tanto en la ciudad como en entornos rurales. Se adapta a las necesidades con dos niveles de autonomía, dos longitudes y diferentes versiones.

Por su parte, el Citroën ë-Berlingo Van, “Made in Spain”, ofrece gran libertad de acción en entornos urbanos, gracias a una autonomía que puede alcanzar los 343 km (ciclo WLTP). Con las ventajas de un volumen de carga útil de hasta 4,4 m3, una capacidad de carga de hasta 800 kg y la funcionalidad de la cabina Extenso.

 

Galería de imágenes